martes, 11 de noviembre de 2014

La mayoría cree que si Podemos gobernara se hundiría la economía



07 de noviembre de 2014. 08:17h A. Bartolomé

La amenaza al bipartidismo por parte de una formación que cuenta con escasos meses de vida sólo puede explicarse por un efecto de rechazo a quien ahora detenta el poder o lo ha hecho en años recientes. Está en la génesis de aquel diminuto grupo que, el pasado enero, daba a conocer una plataforma cuyo objetivo era «convertir la indignación en cambio político». Poco después, el 11 de marzo de 2014, Podemos se inscribió en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior.
Su meteórico ascenso en sólo ocho meses se debe en gran medida al ambiente de corrupción que afecta en estos momentos a los grandes partidos y así lo pone de manifiesto una encuesta de NC Report para LA RAZÓN según la cual el 61,4 por ciento de los españoles considera que el voto de la indignación ha sido decisivo a la hora de que las preferencias se decanten por la formación de Pablo Iglesias. Sólo un 32,2 por ciento no achaca esta circunstancia a que Podemos se haya convertido en la tercera fuerza política según el último sondeo del CIS, realizado en los primeros días de la crisis del ébola en España y con el escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid en plena ebullición.
Pero, ¿qué cabría esperar de la honradez de los jóvenes idealistas que ahora acompañan a Iglesias si llegaran al poder? Resulta significativo que un porcentaje similar al de quienes creen que el hartazgo por las corruptelas de los otros les han aupado a la cima, considera que, llegado el caso, también las habría entre sus propias filas: un 59,5 por ciento así lo estima, por un 28,4 que cree que no pondrían la mano en la caja.
Otro dato a tener en cuenta es la confianza que genera un posible Gobierno de la nación en manos de Pablo Iglesias. En este caso, las opiniones se encuentran muy divididas, aunque son mayoría –un 43,7 por ciento– quienes piensan que no sería viable un Ejecutivo a su cargo. Por contra, un 40,6 por ciento cree que sí podría salir adelante.
Cuestión capital una vez en La Moncloa sería bregar con una delicada situación económica que, tras cinco años de crisis, necesita de gestores capaces de mantener la senda de la recuperación y acometer con soltura el caballo de batalla del desempleo, el gran problema para el 76 por ciento de los españoles, según ha puesto de manifiesto el último CIS. En este sentido, la esperanza no parece estar depositada en Podemos, a tenor de los resultados del sondeo de NC Report. Para el 53,3 por ciento de los encuestados, con Pablo Iglesias al mando la tesitura económica no haría sino empeorar, mientras que un 30,7 por ciento considera que no sería así.
Respecto al controvertido programa de Podemos, un 51 por ciento de los consultados dice conocerlo, por un 43,5 que reconoce no saber qué argumentos esgrime la joven formación para hacerse con las riendas del Estado.
Dos de sus propuestas más conocidas –y polémicas– no cuentan con el respaldo de los españoles, que las rechazan de forma mayoritaria. Se trata de la expropiación de las viviendas vacías y el abandono de compromisos internacionales como el abono de la deuda.
En un país donde la vivienda es una seña de identidad, un abrumador 65 por ciento de los encuestados se opone a la expropiación de las casas no habitadas. Sólo un 28,4 por ciento se muestra dispuesto a que se pudiera llevar a cabo una medida semejante.
Asunto igualmente polémico –e inviable a tenor de los expertos– sería dejar de cumplir con el pago de la deuda. Aunque en una reciente asamblea Podemos matizó que el objetivo sería reordenar la deuda para recuperar un nivel de endeudamiento más sostenible, la idea que Iglesias y su equipo propugnaban antes de las elecciones europeas del pasado 25 de mayo caló negativamente en la ciudadanía. Entonces apostaban por «declarar el impago» de las partes de la deuda pública y privada que tras una auditoría ciudadana se determinaran «ilegítimas».
Según la encuesta, un 63,1 por ciento de los españoles no está de acuerdo con esa medida, mientras que un 25,3 por ciento sí apuesta por la desobediencia en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el exterior.
Cuestión interesante es conocer a quién votó en las últimas elecciones generales el actual elector de Podemos. A tenor de las respuestas del sondeo, la mayoría –un 29,7 por ciento– depositó una papeleta del PSOE en las urnas; un 23,2 por ciento no votó en 2011; un 18,1 lo hizo a favor del PP; un 16,7 se decantó por IU, mientras que un 8,7 por ciento eligió otras opciones políticas.
Reconocido amante del ajedrez, Pablo Iglesias ha mostrado en alguna ocasión su intención de «ocupar la centralidad del tablero». La partida que ya había comenzado cobra ahora un giro inesperado.