miércoles, 4 de julio de 2018

«Ávila es tierra de santos y de cantos»

Álvaro Mateos-Periodista y escritor

Presenta un libro sobre los misterios de Ávila y sus grandes protagonistas: Santa Teresa, Isabel la Católica y Adolfo Suárez


Andrés Bartolomé. La Razón
Tras muchos  años en la radio y su experiencia en prensa, Álvaro Mateos (Las Navas del Marqués, 1977), doctor en Ciencias de la Comunicación, cofrade, «runner» y embajador de su tierra –el Ayuntamiento de Ávila le concedió tal distinción con motivo de los 25 años de su nombramiento como Ciudad Patrimonio de la Humanidad–, se mudó a Toledo para trabajar en el gabinete de Comunicación de Dolores de Cospedal, a la que acompañó durante seis años. Tras un paréntesis como «community manager», Mateos retornó a la cosa pública, esta vez en la Secretaría de Estado de Educación. Acaba de publicar su primer libro, «Enigmas y misterios de Ávila» (Editorial Almuzara), donde relata historias reales y ficticias que forman parte de «las señas de identidad abulense», pero con protagonistas de renombre universal.
–Santa Teresa, San Juan de la Cruz, Isabel la Católica, Adolfo Suárez... Eso es una carta de presentación en toda regla.
–La verdad es que sí... será por personajes históricos y emblemáticos para este país. Ávila, que lleva el título entre otros del Rey, ha sabido ser tierra que ha inspirado el buen gobierno. La reina Isabel nació en Madrigal, pero su infancia transcurrió en Arévalo, donde vivía su madre aquejada de la misma enfermedad mental que sufriría su hija Juana. No se entendería la profundidad del reinado de Isabel sin atender a lo que supuso Ávila en el siglo XV. También hay que comprender la contrarreforma de la Santa y San Juan desde el cumplimiento de la observancia del carmelo descalzo, con la influencia en la sociedad del siglo XVI, algo inaudito para una mujer en Castilla, pasando por la Mística callada de Fontiveros y San Juan de la Cruz. De hecho, esta influencia religiosa, gracias a los consejos de Baldomero Jiménez Duque, casi se lleva al seminario a Adolfo Suárez. El presidente de la concordia logró algo emblemático y ejemplar como fue la Transición, cuyos pilares jamás deberíamos desmontar.  
–La casa de Suárez en Ávila es hoy un moderno hotel, muy cerca de la Catedral donde reposan sus restos. ¿Es la del presidente una de las grandes hazañas patrias?
– Es el mayor ejemplo de diálogo y apertura de miras que ha dado esta tierra, con otros muchos que le acompañaron y guiaron, como Agustín Rodríguez Sahagún o el citado Baldomero Jiménez Duque. Son muchas las figuras de la transición ligadas a Ávila. De hecho, el parador de Gredos sirvió de lugar de encuentro para los ponentes de nuestra Constitución, cercana a cumplir 40 años. Qué tendrán Gredos y Ávila que era lo que más añoraba Unamuno desde París. Ya que hablamos de Suárez y toda aquella época tan emblemática, una recomendación: la visita al Museo de Adolfo Suárez y la Transición, en Cebreros. 
–Esta entrevista debería trascender el ámbito de lo local. ¿Cuál es el enigma de Ávila más exportable? 
–La mayor parte de los que contiene el libro son tradiciones y leyendas a las que busco un lugar en la historia. Si he de quedarme con una figura enigmática, debo mencionar al obispo hereje, Prisciliano, que ocupó la sede de Ávila y sus restos algunos han querido identificar con los del apóstol Santiago. Podría elegir muchos enigmas, misterios e intrigas, avanzando en el tiempo, la leyenda de la lealtad de los caballeros al Rey Niño, el final de los judíos en la península, con la leyenda del Niño de La Guardia y Torquemada viviendo en la ciudad, o los levantamientos comuneros, con Ávila como centro de actuación, en la sacristía de la Catedral. 
–En 1979 los suspiros en un convento llevaron a los amantes de lo oculto a Las Navas del Marqués, su pueblo. 
–Un convento del siglo XVI de origen dominico, fundado por el marqués de Las Navas y con la leyenda de la existencia de un pasadizo oculto que comunicaba con su castillo-palacio... Despertó la curiosidad de toda España por escucharse unos lamentos, unas voces que parecían del más allá. Fueron muchos los que peregrinaron a Las Navas para interesarse por aquello. Pero, finalmente, se trataba de una lechuza que había elegido el viejo templo como morada. 
–Javier Sierra ya lo hizo por una aparición «mariana». ¿Es Ávila devota hasta en el formato de sus misterios? 
–Es tierra de Santos y de cantos; es mística desde su origen ligado a la cultura de los vetones. Un misticismo que no sólo es cristiano, ya que Mosé de León escribe en la ciudad el Libro del Esplendor, uno de los textos sagrados del Judaísmo. En los años de la reconquista se dan muchas devociones de la Virgen ligadas al hallazgo de sus imágenes, como ocurre con las patronas de Ávila y Arévalo, la Soterraña y Las Angustias, advocación que la reina Isabel traslada a Granada. Sonsoles, El Cubillo, Valsordo, Chilla... son también santuarios marianos siempre ligados a lugares con manantiales, situados en parajes naturales, todos envueltos de tradiciones y orígenes que he querido dar a conocer en este libro.
–Como periodista, ¿se ve la política distinta al otro lado?
–Sin duda. Los que nos dedicamos a la comunicación somos una pieza clave en ambos lados, porque políticos y periodistas se necesitan mutuamente. El periodista que trabaja en un gabinete ha de motivar la actividad noticiosa del político y, cuando conoces las herramientas, los horarios, y las exigencias con las que se trabaja en el oficio, resulta más fácil poder ofrecerlo desde el ámbito de la comunicación política. Sin embargo, aunque apasionante por lo que supone el mundo de los partidos, de las comunidades autónomas o los ministerios, como ha sido mi caso, es comunicación institucional y, al fin y al cabo, «venta» a los ciudadanos y contribuyentes de lo que se hace con el presupuesto que es de todos. 
–¿Y qué enseña esa orilla si uno vuelve a la Redacción?
–La vuelta a la realidad de una Redacción después de haber pasado por el mundo de los gabinetes me parece algo necesario, porque nos devuelve al origen. Creo que todos los periodistas deberíamos haber probado los dos lados. Al regresar se caen muchos mitos, mucho espectáculo y mucha trama con los que demasiadas veces soñamos los periodistas; especialmente en un mundo como el de ahora, con tanto rumor convertido en noticia a partir de las redes sociales. 
–Es un ejemplo complicado, pero ¿aspira a seguir los pasos de El Tostado?
–Es una utopía. Dicen que fue la persona que más escribió en su época, con obras y pensamientos tan sumamente ricos que le permitieron debatir de tú a tú con el Papa. Pero sí podría resultar un ejemplo para los periodistas si, en vez de escribir cantidades al peso, hinchando el perro como decía Emilio Romero, nos planteásemos volver a la ética de argumentar, contrastar fuentes y ser veraces.  
–Pablo Casado, que prologa el libro, y García Hernández, son la cuota abulense para las primarias del PP. ¿Cómo ve sus opciones? 
–Antes de nada, quiero recalcar que he trabajado con políticos, pero soy periodista y no tengo ningún carnet ni afiliación. Pero son dos buenos amigos con quienes he tenido la oportunidad de trabajar intensamente y, en cierto modo «culpables» de mi reencuentro laboral con Ávila. Pablo es fuerza, pasión, juventud, pero también es un elemento clave para la cohesión y unidad del partido, porque ha trabajado directamente con los máximos responsables de dos épocas muy recientes. Sabe dialogar, acercarse a todos y escuchar, condiciones necesarias para ser buen político. Siempre supe que en Pablo Casado había madera de líder y lo está demostrando con creces. El caso de Joserra es distinto. Su liderazgo está más orientado a los principios, a los fundamentos de la política. Es un modelo más «british» de la manera de entender al político, sin perder el contacto con el ciudadano. Pablo es amigo y ha sido vecino de Las Navas del Marqués; Joserra se ha formado en mi colegio, ha participado en proyectos y ONG con los que me siento muy identificado. Es un lujo tenerlos en Ávila y para Ávila. 
–Conoce bien a otra candidata, Cospedal. ¿Una presidenta en Génova? 
–También he tenido la suerte de trabajar con María Dolores. Es una política segura e incansable, con una labor no siempre reconocida, especialmente cuando le ha tocado actuar en momentos críticos, tanto en su partido como al frente de un Gobierno, como hizo en Castilla-La Mancha. Además, con María Dolores he estado muchas veces en Ávila, organizando y cubriendo actos, porque también elige el Valle Amblés para descansar. Podría ser presidenta, sí. Yo la he conocido esa faceta autonómica, además de su condición de secretaria general, y podría hacerlo. 
–No faltan ingredientes de amor en su libro, ni intrigas palaciegas, ¿de qué hay más en esta carrera sucesoria? 
–En esta ocasión, creo que los candidatos por los que me ha preguntado son conscientes de la necesidad de los partidos de reencontrarse con la sociedad. Hace falta más participación en política y se debe dar desde la vida interna de las organizaciones. Los procedimientos de elección de los candidatos carecen aún de la transparencia y la participación de las bases, algo que deben ir subsanando si de verdad quieren que la política sea democrática en el amplio sentido de la palabra desde su origen. Todas las intrigas palaciegas que no hagan posible tomar la palabra a los que forman parte de una organización serán negativas para su carácter democrático y abierto a la sociedad española. 

EL LECTOR
«Para mí se ha convertido en un vicio confesable leer la prensa de madrugada, en soporte de PDF electrónico. Lo he tenido que hacer por mi propio trabajo, hasta tal punto que ha generado cierta rutina y me pasa como quien se acostaba con el transistor escuchando a José María García; en mi caso el iPad. Aun así, considero uno de los mayores placeres poder leer varios periódicos con un copioso desayuno, sin prisa, en una cafetería y madrugando por antojo».



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