martes, 11 de septiembre de 2018

“Franco es una cortina de humo”

Entrevista a José Manuel García-Margallo que se publicó el pasado 25 de agosto en La Razón. 

Enlace original: 

https://bit.ly/2OczPEp


Andrés Bartolomé. Madrid

Como diputado de las Cortes Constituyentes de 1977, ¿qué queda de aquel espíritu de consenso y reconciliación? 

–Los que participamos en la Transición sabíamos que la reconciliación entre las dos Españas es la condición y, a su vez, el objetivo final de una nueva Constitución de todos y para todos los españoles. Por eso, unos y otros hicimos concesiones recíprocas para alcanzar la concordia. Probablemente quien mejor definió este espíritu fue Salvador de Madariaga cuando dijo: los que perdimos la tierra para conservar la libertad y los que perdieron la libertad para conservar la tierra, nos hemos reunido hoy aquí (se refiere a Múnich en 1962) para empezar un camino que nos lleve a todos juntos a la tierra y a la libertad”.

La Ley de Memoria Histórica fue aprobada en octubre de 2007 con el apoyo de todos los grupos del Congreso, salvo el PP y Esquerra Republicana, los primeros porque decían que iba a reabrir heridas, los segundos por considerar que era poco ambiciosa. ¿Ha reabierto la ley esas heridas o ha ayudado a cerrarlas?

–La rehabilitación moral y jurídica de los que lucharon por España en el bando republicano era un deber moral que se tardó demasiado tiempo en reconocer, aunque ya desde los tiempos de UCD se dieron pasos importantes para compensarles por las penalidades y sufrimientos que padecieron durante y después de nuestra Guerra. Creo también que la Ley acierta cuando concede la nacionalidad a los descendientes de los exiliados.
Sin embargo, el pecado original de la Ley es que parece redactada sólo para los que lucharon en el bando republicano, y es una evidencia histórica que los españoles que murieron en cualquiera de los dos bandos luchaban por España. No es una Ley que busque la concordia.
La Ley de Memoria Histórica ha reabierto heridas que parecían haberse cerrado en la época de la Transición. Nuestra guerra fue una guerra civil en la que ninguno de los dos bandos reconocía la legitimidad del adversario, por eso parece absurdo eliminar los elementos conmemorativos de unos y no de los otros. No se entiende que se recuerde a las Brigadas Internacionales y no al resto de los que murieron en el campo de batalla.

La Ley de Memoria Histórica impulsada por Zapatero se quedó en eliminación de emblemas, calles, estatuas fascistas, sentencias nulas, nacionalidad para los que se fueron y sus descendientes. ¿Cuál es su balance? ¿Cree que sirvió para algo o fue un mero golpe de efecto?

Estamos reabriendo debates que parecían enterrados y que sólo pueden ser comprendidos en el contexto en que se produjeron.

–El objetivo de Pedro Sánchez es corregir esas supuestas carencias, e incluso ha creado una dirección general de Memoria Histórica (con un coste de 69.407 euros) dependiente del Ministerio de Justicia. ¿Es necesario?
Me parece un detalle absolutamente menor y un gesto más de cara a la galería.

¿Debe el Gobierno a asumir su responsabilidad en la localización y apertura de las fosas en lugar de delegar esa tarea en los familiares de las víctimas?

–Me parece bien que los poderes públicos ayuden a la localización de las víctimas de ambos bandos de la contienda que no se hubiesen identificado, porque todos tenemos derecho a conservar la memoria de nuestros antepasados.

El actual presidente quiere pasar a la Historia por haber sacado a Franco del Valle de los Caídos. ¿Es tan urgente? ¿Todo vale con tal de lograr ese propósito? 

–No, desde mi punto de vista no lo es. Llevamos cuarenta años desde la Constitución durante los que los españoles hemos disfrutado de más libertad y prosperidad sin que nadie haya sentido la necesidad de ocuparse de este asunto. Franco es una cortina de humo más para encubrir el tancredismo del Gobierno.

¿Qué habría que hacer con el Valle de los Caídos?

–No es la primera vez que sostengo que el Valle de los Caídos debe ser un reconocimiento a la reconciliación y un homenaje a los españoles que lucharon por España. Por eso creo que debe recoger los restos de los combatientes, y sólo de los combatientes que dieron su vida para defender su idea de España. Los que luchan por una y otra España deben reposar juntos y en paz sabiendo que por fin hay una España que nos acoge a todos, cualesquiera que sean nuestras ideas.





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